Salir a flote cuesta. De cualquier situación. Y España en gran testigo de esto. ¿Por qué? Es el único país de las grandes potencias de la Unión Europea que se mantuvo en recesión en el segundo trimestre, mientras los demás presentaron crecimiento. Para ser más específicos, la economía española se contrajo un 0.1 por ciento, pero la Eurozona creció casi 2 puntos: 1.9 por ciento.
Esto fue certificado por la oficina estadística europea Eurostat, quien tomó los parámetros de los meses de abril y junio de este año, y los del año pasado. La potencia más destacada fue Alemania, que presentó un gran crecimiento del 3.7 por ciento y se afianza como el líder de la mejora europea. Un poco más atrás aparecen Francia, con 1.7 por ciento, e Italia, con un 1.1 por ciento.
La explicación que sustenta todos estos datos, es el gran aumento de la actividad que obedece al recupero del ritmo de consumo que se tenía en los hogares. Se registraron cifras en alza del 0.5 por ciento en el territorio europeo en el segundo trimestre. Mientras que la inversión también ha entregado datos favorables: su cifra subió un 1.8 por ciento. Las exportaciones, por su parte, siguen en la senda alcista: creció un 4.4 por ciento en términos intertrimestrales. Por eso, es que los mercados europeos son tan optimistas de cara al futuro de la región.
Con estos datos, se confirma que la recuperación a nivel macroeconómico de Europa es toda una realidad. Más allá de que queden serios vestigios de debilidad, esto no se traslada al mercado del empleo en los países de la Unión Europa. Ellos, siguen registrando una tasa de paro del 10 por ciento de la población activa, el registro más alto desde que se ha implementado la utilización de la moneda única.
