Al menos, eso es lo que se deduce si comparas todas las declaraciones de altos ejecutivos y dirigentes de la CEOE y sindicatos de empresarios cuando hablan de las bondades de la «contención salarial», de lo necesario que es ahora más que nunca que los sueldos (de los currantes de a pie, se entiende) crezcan por debajo del IPC y de lo negativa que es la propuesta del Gobierno de subir hasta 800 euros el salario mínimo durante los próximos cuatro años (han llegado incluso a pedir al Presidente del Gobierno que aplace 2 año el cumplimiento de su promesa electoral, pero de los beneficios empresariales no les hemos oído decir ni pío), que hará que se dispare la inflación hasta límites estratosféricos, y a proponer que los empresarios puedan despedir, perdón, contratar (¿seguro?) con alegría…
… Y después te enteras de que Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, cobra algo más de 16 millones de euros brutos anuales, y de que este año todos los directivos se subirán el sueldo de nuevo: el presidente del Santander, un 10%; el consejero delegado, un 15%; el presidente del BBVA, un 11%; el consejero delegado, un 13%, etc.
Si, paralelamente, te enteras de que el beneficio neto de Iberdrola (por seguir con el mismo ejemplo) ha triplicado en el primer trimestre de este año el que obtuvo en 2007, hasta alcanzar los 1.204 millones de euros, y que comparativamente en este trimestre han ganado más que en todo el año 2004, el cabreo es mayúsculo.
¿Es que la crisis la van a tener que soportar siempre los mismos?
