El trabajo infantil, una lacra que sigue existiendo y explotando niños

El trabajo infantil, una lacra que sigue existiendo y explotando niños

Que la economía de cada país es diferente lo sabemos todos, cada país tiene unas características que hacen que algunos sectores estén más beneficiados que otros. Sin embargo, siguen existiendo lugares, sobre todo en países subdesarrollados, en los que el trabajo infantil es una de las formas más rápidas y sencillas de obtener beneficios. Desde nuestra posición, esto no es algo que premiemos, pero en ese tipo de países lo ven como algo habitual, por lo que no sólo se necesita ayudar a esos niños a encaminar su vida, sino también educar a las sociedades para que entiendan que este tipo de actividad no debe continuar.

Cualquier momento puede ser bueno para echar una mano, contando con alguna de las organizaciones que trabajan en esos países para ayudar en la educación, la alimentación y demás temas, no sólo a los niños, también al resto de población. Que un niño trabaje no sólo significa que no acuda a la escuela y no se forme, también lo pone en una situación de indefensión, en la que puede sufrir abusos y violencia. Hay cientos de testimonios de niños menores de 14 años que llevan trabajando desde los 4 años, algo impensable pero que ocurre. Son muchas las personas que echan la vista a un lado, pero todo el mundo puede contribuir, en mayor o menor medida, facilitando la labor de esas organizaciones que hemos mencionado antes, para que tengan las herramientas y capacitación necesarias para ayudar a esos pequeños. Aunque muchas de las organizaciones llevan un «registro» de los niños sometidos al trabajo infantil, es casi imposible tener un dato real sobre ello, puesto que cada día son millones los niños que se ven obligados, o son obligados, a trabajar para poder sobrevivir.

La educación es algo básico en cualquier país para que su población pueda aspirar a algo mejor de lo que han tenido hasta el momento. No sólo se trabaja para que los niños no sean utilizados como herramienta de trabajo, también para poder cumplir su sueño de ir a la escuela, algo que la mayoría asegura desear, pero no poder realizar por tener que aportar en casa, o simplemente porque no tienen familia y necesitan tener algún recurso para poder alimentarse. Ayudando a que esos niños estudien lograremos que su situación cambie y que puedan tomar un rumbo muy diferente al que el destino les tenía preparado, inculcándoles también que ese es el camino correcto para que puedan ellos mismos ayudar a otros niños y educar a sus hijos con esos valores.

No hay excusa para echar la mirada a un lado, en internet encontramos decenas de organizaciones con las que contactar y conocer su labor. La que más nos convenza puede ser con la que colaboremos mensualmente para ayudar, amén de otras muchas posibilidades que ofrecen las mismas como el apadrinamiento, por ejemplo. No olvidemos que, aunque en nuestro entorno el trabajo infantil no ocurra y esté mal visto, otros países siguen entendiéndolo como algo normal.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *