El conflicto entre ambas naciones ha dejado enormes desajustes económicos no solo para ambos países, sino también para los territorios anexos. Es sabido que Rusia goza de mayor estabilidad financiera, sin embargo, las diferencias con su vecino han hecho que las inversiones y exportaciones se hayan visto notablemente reducidas.
Al destinar gran parte del presupuesto a las estrategias bélicas de ataque y defensa, Ucrania, el tercer exportador de trigo y maíz en el mundo ha reducido la cantidad de producto destinado al mercado internacional. Rusia por su parte, es el cuarto proveedor de gas en Europa, mismo que canaliza a través de gasoductos que atraviesan territorio ucraniano.
Ambos estados basan su economía en sus productos estrella, los cuales han modificado sus precios por el afán de una venta rápida y sustanciosa que corre al mismo ritmo que avanza el temor y la incertidumbre por una posible guerra.
Europa se encuentra en una situación económica endeble y frágil que difícilmente resistiría un aumento en el precio de estos productos base, sobre todo, por los antecedentes de desabastecimiento de gas que han existido con anterioridad y de los cuales Rusia ha sido el responsable directo.
Ucrania carece de la fortaleza económica que Rusia tiene gracias al gas y al petróleo, por lo cual a Unión Europea ha salido al rescate, sin embargo, la amenaza de guerra impide que los acuerdos se cumplan con rapidez y los fondos lleguen lo más pronto posible.